domingo, 29 de diciembre de 2013

La chica de las tribulaciones (II)

Cual Terpsícore volátil
embaucaba mi recelo
ante un abandono errátil
al trasiego de su vuelo,
avidez mordaz, versátil,
que sin calma y sin consuelo
derrumbaba mis barreras
con sus palabras primeras.

Me asediaba mi tormento
a cada latido dado,
y un fulgor, un nuevo invento
atacaba mi pasado
con su danza, firmamento
poseído y desmarcado
de los premios y los méritos,
de futuros y pretéritos.

Sin embargo, presa errante
de dualismo y circunloquio,
en su danza allá un desplante,
una tapia en el coloquio,
cercanía, mas distante,
cual si fuera un soliloquio
que nos junta y nos separa
siendo víctimas de Mara.

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