domingo, 10 de febrero de 2013

Cada ósculo ruge urgente

Aunque no sepa si existes
o si existo yo siquiera,
aunque el muro no lo fuera
y vistiera mis despistes,
aunque sigas eludiendo
desplegar tu verborrea;
aunque ya nadie me lea,
mi promesa estoy cumpliendo.
 
Me disfrazo de sonrisas
aunque tus recuerdos pesan
y, al instante, me embelesan
caricaturas precisas.
Una burla, un mentidero
que fomenta nuevas quejas;
niñas, jóvenes y viejas…
no son tú. Yo no las quiero.
 
¿No es fatal, hoy, mi castigo?
Expulsado de mi tierra,
ni verdugo en nuestra guerra
ni una víctima, ni amigo,
ni siquiera indiferente,
pues no se si estás contenta,
triste o muerta, y esta afrenta
duele, y yo sin confidente.
 
¡Es tan duro despertarse
cuando el corazón anhela
lágrimas de una candela
y no hay nada a qué aferrarse!
Si no hay lícita reunión
dame al menos una prueba,
no permitas que me llueva
y repón mi corazón.

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